No vine a explicarte cómo vivir.
Vine a vivir de una forma tan honesta, tan sintonizada, tan brutalmente mía…
que, si me mirás bien, te veas a ti mismo.
No soy maestra. No soy gurú. No soy oráculo.
Soy un espejo que a veces distorsiona, a veces aclara.
Aparezco, brillo, incomodo, y me voy.
Mi enseñanza no tiene PowerPoint.
Tiene pausas. Tiene silencios incómodos. Tiene intuición.
Está en cómo respondo al mundo, no en cómo lo controlo.
Está en mi sacro que dice “sí” o “no” antes de que yo entienda por qué.
Está en mi intuición que murmura secretos en tiempo real.
El mundo me proyecta como salvadora.
Y yo, mitad luz, mitad sombra, sólo quiero paz.
Me escondo, me regenero, vuelvo.
No por ti. Por mí. Y quizás, sólo quizás, eso también te enseña algo.
Mi misión es vibrar.
Y si estás cerca, capaz te contagio.
Y si estás lejos, capaz me vas a soñar.
No vine a educarte.
Vine a recordarte.
Que ya sabés. Que siempre supiste.
Que hay una forma distinta de estar en este mundo,
y no se enseña con palabras.
Se transmite. Se encarna.
Se respira.
Con amor,
Karol <3
Deja una respuesta